Nucleo historico tradicional de Borriol
El área delimitada como Núcleo Histórico Tradicional (NHT) de Borriol corresponde, de forma aproximada, a la superficie ocupada por el municipio a finales del siglo XIX, la cual define la fisonomía urbana conservada en la memoria colectiva de los “borriolencs”. De ella se han excluido algunas zonas periféricas como la carretera (actual avenida Zaragoza), la calle de Colom o la parte baja de las calles del Calvario y San Vicente, al considerarlas irrecuperables por las modificaciones sufridas raíz del “boom” urbanístico de finales del siglo XX e inicios del siglo XXI.
Así, el espacio definido como “NHT” se encuentra emplazado en 161 m.s.n.m. (Iglesia de San Bartomeu) en la “clotada” delimitada por los tozales del Fraret al este (301 m.), del Castillo en el norte (334 m.) y el del Calvario en el oeste (264 m.). Estando abierto en el valle del río Borriol por el costado sur. Los barrancos de la Agave y las Alforjas, actualmente cubiertos, crean de norte a sur el “NHT” confluyendo en el barranco de las Bestias en la parte alta de la calle del Rajolar. Una geografía tanto compleja ha condicionado el urbanismo del municipio, distinguiendo entre las zonas altas donde las calles y casas se adaptan a las fuertes pendiente dando lugar a un urbanismo irregular con calles estrechas y escalonadas siguiendo las curvas de nivel, y las zonas más bajas, donde un relevo más suave permite desarrollar un urbanismo planificado en el entorno de los principales cauces de comunicación.
Así mismo el “NHT” se puede dividir en seis barrios, según su emplazamiento, urbanismo y cronología:
– La Morería: situada a los pies del Tossal del Castell y delimitada por los barrancos de las Alforjas y del Agave. Su origen es medieval, estando caracterizada por un urbanismo de tradición islámica.
– La Vila: en el sur de la Morería y también delimitada por los barrancos de las Alforjas y del Agave, se corresponde con el recinto amurallado medieval articulado alrededor de las actuales calles Mayor y del Palau.
– La Rapa: situada a los pies del Tossal del Fraret, a levante del barranco de las Alforjas. Antiguo rabal de la Morería de urbanismo irregular y adaptado a las vertientes.
– El Rabal de Barcelona: al este de la Vila, sus desniveles son más suaves permitiendo un urbanismo planificado alrededor de la calle de San Vicente.
– El Rabal: en el sur de la Vila, zona de fuertes pendientes salvadas por la calle del Dr. Portolés, eje vertebrador del barrio.
– El Calvario: a los pies del Tossal del Calvario, más allá del barranco del Agave. Antiguo rabal de València, actual calle Honda, alrededor del cual se organizan las casas escalonandas en las vertientes de la montaña.
A falta de confirmación documental, buena parte de los investigadores que han estudiado el urbanismo de Borriol identifican sus orígenes con un asentamiento islámico ubicado a los pies del castillo rocoso. Se trataría de un pequeño poblado articulado en torno a las actuales calles Mayor y del Palau y limitado por los barrancos de las Alforjas y del Agave.
Después de la conquista aragonesa en 1233 los primeros colonos cristianos se establecerían en las suyas afueras, a las escarpadas pendientes de los pies del castillo, tal como indican las dos cartas pueblas de 1250. Gradualmente esta situación fue evolucionando produciéndose un canje poblacional entre cristianos y musulmanes, de modo que los primeros pasaron a ocupar las principales calles mientras que los según se aglutinaban en el espacio posteriormente conocido como la Morería. Así, la construcción de las murallas en 1379 supuso la definitiva separación de ambas comunidades en barrios independientes, la Vila y la Morería, dando lugar a la dualidad que caracterizó el urbanismo de Borriol hasta la expulsión morisca en 1609.
Así, el barrio amurallado de la Vila quedaba conformado por las actuales calles Mayor, del Palau y de las Alforjas, así como la plaza del Pozo y la parte alta de las calles de la Agave y de las Moreras. Contaba con dos portales destacados: el de Barcelona (desaparecido) y el de València (Portalet de las Parres); y otros secundarios abiertos a la Morería y los caminos de término. En la Vila se encontraban los principales edificios forales: el Palau, la iglesia de San Bartomeu, la Casa de la Vila y la Casa Abadía, además del horno y la lonja. En cuanto a las viviendas, en gran parte correspondían a construcciones sencillas, estando el modelo de casa tradicional de Borriol: apretones y rectangulares, con dos alturas y percho superior, fachada perpendicular en la calle y patio posterior. Junto a ellas tenían que más grandes en el entorno de la calle Mayor, residencia de labradores acomodados y pequeño burgueses locales. A finales del siglo XIX se inició el proceso de abandono del barrio, acentuado en la segunda mitad del siglo XX, y consecuencia del cual muchas de sus casas se encuentran en la actualidad abandonadas. Lamentablemente a este hecho tenemos que añadir la urbanización de la zona de la Pedrusca a finales del siglo XX, que supuso la desaparición de un tramo importante de la muralla medieval y el derribo de una isla de casas, así como la edificación de viviendas unifamiliares en el interior del recinto del Palau medieval. Transformaciones que han alterado irremediablemente la fisonomía original del barrio.
Por otra parte, la Morería se fue configurando entre los siglos XIV y XV como un barrio de tradición andalusí con un urbanismo irregular para tener que adaptarse a las fuertes pendientes del vertiente del castillo. Sus casas eran más modestas que las de la Vila, con una o dos alturas y, generalmente, sin patio posterior. La expulsión de los moriscos en 1609 supuso el abandono del barrio, que poco a poco volvería a ser ocupado por colonos cristianos que transformaron las viviendas andalusís a sus necesidades. Finalmente, a inicios del siglo XX se produjo el abandono definitivo de la Morería, derrocando de gran parte de las casas para reutilizar sus materiales constructivos. Actualmente, su espacio conforma el Espacio de Protección Arqueológica (EPA) de la Morería, conservando únicamente una calle de su urbanismo original (calle de la Morería). En él todavía se pueden ver algunas portaladas con arcos de baldosa de herencia morisca. Como elemento singular, destacar el portal perchado de la calle Palau, una puerta en codo de tradición andalusí con cubierta tradicional de carrizo.
A finales del siglo XV, estos dos barrios desarrollaron sus propios rabales que a lo largo de los siglos XVI y XVIII se fueron consolidando en torno a los principales caminos de acceso. Así en el oeste de la Vila surgió el rabal de València, que desde el “Portalet de las Parres” cruzaba el barranco de la Agave hasta los pies del Tossal del Calvario. De este embrión en el siglo XVI se conformó el barrio del Calvario, articulado en torno al camino Hondo, nexo de unión entre la Vila y Cañada Real de Zaragoza. Su urbanismo, condicionado por las pendientes del Tossal del Calvario, se caracterizaba por las calles escalonadas en zigzag y por las típicas “baranetes”. Se trataba de un barrio humilde y vinculado a la ganadería, tal como testimonian los corrales todavía existentes. A inicios del siglo XX se inició el abandono del barrio, que perduró hasta los años 60, cuando la llegada masiva de inmigrantes nacionales paró el proceso. Este fenómeno ocasionó que muchos de sus edificios fueron reformados o derrocados, estando escasos los ejemplos de construcción tradicional conservados.
Paralelamente, en el siglo XV, también se inició el desarrollo del rabal de Barcelona más allá del barranco de las Alforjas. Originariamente se limitaba en la calle de la Pelota, nombre con que es conocido el tramo de la calle de San Vicente situado entre la plaza del Pozo y la calle del Mesón, prolongándose sucesivamente hasta dar lugar en las calles de San Vicente (siglo XVII) y de Barcelona (siglos XVIII-XIX). Por su orientación y suave orografía, entre los siglos XVII y XVIII, este barrio fue el escogido por las familias adineradas de Borriol para establecer su residencia, pudiendo todavía observar algunos caserios con portada de piedra indicando la riqueza de sus propietarios. De entre ellas, quizás la más importante sería la ubicada en la actual calle de l’Hereu, propiedad de Ramón de Campobadal (el heredero), último señor feudal de Borriol. Se trataba de un gran casalicio rústico con patio central, alrededor del cual se articulaban la casa del señor, las viviendas de los trabajadores, los almacenes, la almazara, la bodega, las cuadras, etc… En el año 1835 la finca pasó a manos municipales, integrándose en la trama urbana de Borriol. Así en sus terrenos se encuentran ocupados actualmente por el edificio del ayuntamiento y otros inmuebles públicos y privados, conservando únicamente el ala izquierda del patio, donde se encuentra el centro de la Tercera Edad.
Posiblemente ya entrado el siglo XVII, un tercer rabal acabó de rodear el recinto amurallado uniendo los rabales València y Barcelona. Conocido popularmente como el Rabal, este barrio se fue conformando en el entorno de la actual calle del Dr. Portolés. El Arrabal unía la plaza del Pozo y la plaza de la Font, la cual disponía de agua corriente desde el siglo XVIII. Esta ventaja la convirtió, en el siglo XIX, el epicentro sociocultural del municipio. A su alrededor se construyeron los edificios más importantes del momento: el Convento de la Consolación (en los terrenos del Heredero), el mercado y los lavaderos, además de centros sociales como el Centro Republicano o el Café-Teatro “Cervantes”. En el Rabal también se establecieron las familias adineradas del siglo XIX, de las cuales todavía se conserva algun caserío. Por su situación estratégica, el barrio se ha visto sometido a continúas transformaciones a lo largo del siglo XX, destacando la construcción de edificios de nueva planta como el ayuntamiento o los bloques de viviendas que rodean la plaza de la Font y la parte baja de la calle del Dr. Portolés.
Por su parte, la Morería también desarrolló su propio arrabal entre los siglos XV y XVI. El barrio de la Rapa, ocupado por moriscos y articulado entorno al Camino de Cominells, a los pies del Tossal del Fraile, completamente de espaldas al rabal de Barcelona. Como la Morería, su abandono se produce con la expulsión de 1609. Posteriormente fue parcialmente reocupado experimentando importantes transformaciones como la apertura de nuevas calles y accesos. Por este motivo los pocos inmuebles tradicionales conservados se encuentran en la calle de Remolinos, el menos alterado urbanísticamente. En él todavía se pueden observar algunas casas sencillas, semblantes a las de la Morería, y corrales, con la presencia de arcos de baldosa como elemento arquitectónico más destacado.