Pinturas rupestres y ruta de la Joquera
La ruta de la Joquera es un recorrido circular que acoge numeroso patrimonio cultural y natural durante todo su recorrido. El principal atractivo son las pinturas rupestres que hay a mitad camino, pero también señalamos otros lugares muy relevantes como el poblado ibérico del Tossal de las Horcas, la Torreta del Molino o el poblado argárico del Molinàs. A nivel etnológico, las diversas cenias monumentales, las balsas de riego, el molino harinero, las azudes y el resto de elementos del patrimonio hidráulico alrededor del río, completan este valioso camino didáctico.
El arte rupestre levantino
Es un arte figurativo del periodo puesto-paleolítico que se extiende por todo lo Mediterráneo peninsular. Las pinturas se suelen localizar en abrigos de poca profundidad y, suelen estar realizadas con tintas de tonos rojos o negros. Su temática es diversa: escenas de guerra, rituales, recolecciones… Destacan las escenas de caza, en las cuales se logra su máxima expresividad. Por su valor histórico, es un deber de todos garantizar su conservación.
Una ubicación privilegiada
Las pinturas rupestres de la Joquera se encuentran situadas en la orilla izquierda del barranco del Albaroc, un cauce de comunicación natural entre la Plana de Castelló y el valle de Borriol. Esta ubicación, a 8 km de la costa y a tanto solo 2 km del casco urbano de Borriol, hace de ellas el conjunto de arte rupestre levantino más próximo al Mediterráneo y uno de los mejores comunicados y de fácil acceso de las comarcas de Castelló.
El interior del abrigo
El conjunto pictórico de la Joquera representa una muestra de arte levantino agrupado en un único panel, donde se puede identificar fácilmente una figura humana de 11 cm de altura, pintada en tonos rojizos. Esta figura corresponde a un cazador guarnido con un arco en la mano izquierda y un tocado de plumas en el jefe.
A su derecha, una mirada atenta todavía podrá distinguir algunas manchas cobrizas más, que su descubridor interpretó como las partes posteriores de un animal y de un segundo cazador. Muy probablemente, en origen, se tratara de una escena de caza donde varios individuos persiguieron un grupo de animales.
Joan Baptista Porcar
Las pinturas fueron descubiertas en 1930 por Joan Baptista Porcar, pintor y arqueólogo castellonense (1889-1974), en la pared lateral de una balma formada por grandes bloques de rodé. Tres años más tarde ,dio a conocer el hallazgo con la publicación de sus calcos en el Boletín de la Sociedad Castellonense de Cultura.
Desde semillas, las pinturas de la Joquera, también denominadas de la Albaroc por su situación geográfica más exacta, han sido visitadas por numerosos investigadores y curiosos hasta llegar a convertirse en uno de los símbolos de identidad del municipio de Borriol. El año 1998 fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, como muestra excepcional del arte rupestre del arco mediterráneo de la Península Ibérica.
Itinerario natural
El itinerario propuesto para visitar las pinturas se realiza a través del camino de la Joquera, un vial histórico que se adentra en el barranco del Albaroc y permite al visitante disfrutar del patrimonio natural, formado por un bosque mediterráneo de pinos y un sotobosque con especies como el romero, el timonet, la saborija, la adelfa, el carrasco o el brezo, así como algarrobos, testigo de este cultivo tradicional.
A nivel natural, encontramos la ruta de flora, fauna y geología de los elementos más significativos durante todo el camino. Así, en los paneles ubicados en el recorrido del camino de la Joquera, que están en edición bilingüe castellano y valenciano, también podemos observar el nombre científico de las plantas y de los animales, así como la traducción a las lenguas inglesa y francesa.
Una vez realizada la visita se puede completar la ruta volviendo a Borriol por el antiguo camino de la Coma. Este transcurre en un buen tramo por el margen derecho del río de Borriol, con un recorrido que se acompaña de importantes restos del patrimonio arqueológico y etnológico, como el yacimiento ibérico de las Horcas o la Torreta, vestigio de un molino harinero medieval.